LA VICTORIA DE TRUMP ¿FIN DE LA GLOBALIZACIÓN?

LA VICTORIA DE TRUMP ¿FIN DE LA GLOBALIZACIÓN?
La comentada victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos significa muchas cosas que cada quien comenta según su parecer, en México han sido variadas las reacciones, casi todas de condena y preocupación al saber que ya no contaremos con Mister Amigou, término con el cual se ha identificado tradicionalmente a los mandatarios de ese vecino país del norte.
En efecto, el muro, las requisas de remesas, los impuestos y las repatriaciones hacen ver a nuestro país como el principal enemigo de la política de este impertinente y patán sujeto.
Sin embargo la incertidumbre de nuestro gobierno frente a las políticas esperadas, no debería ser motivo de extrañeza, pues nuestra querida Nación ha sido pionera en temas como elegir a ignorantes, a deshonestos y a incapaces para que nos gobiernen.
Pero lo importante es analizar la situación de acuerdo a la frialdad de los números, porque obviamente no es gratuito que nuestra moneda se encuentre en caída libre desde la elección de días pasados, lo cual nos hace ver que tal elección no ha sido sino un catalizador para lo que García Márquez hubiese llamado una muerte anunciada.
En un país que ha cedido el manejo de sus finanzas, de sus energéticos, de sus minerales, de su comercio y de sus bienes de capital, la esperanza en las remesas de los paisanos trabajadores avecindados allende la frontera del norte constituía casi la única expectativa de dinero fresco para las arcas sobre cargadas de dinero nacional, pero carentes de divisas con valor internacional.
Pero en este momento es necesario preguntarnos: ¿Y las cooperativas? ¿Y el sector social? tienen algún futuro, o ¿seguirán la suerte de todos los mexicanos después del Buen Fin?
Obviamente podemos concluir que si nuestras cooperativas, su organización comunitaria, el esfuerzo propio y la ayuda mutua han sobrevivido a todas las intentonas de ser liquidadas durante toda la historia, así sucederá per secula seculorum, más esa conclusión no es válida porque tendría el mismo valor que las comodonas interpretaciones de la realidad económica sostenidas por nuestro gobierno, que acabamos de criticar.
Si la organización cooperativa no está ligada al mercado interno, entonces no está sujeta de nada, por el simple hecho de que estamos viviendo cuan vulnerable es nuestra riqueza cuando ella depende de las decisiones del extranjero, en las que poco tenemos por influir y sólo nos queda pedir clemencia.
Entonces, la primera conclusión que podemos aventurar es que las cooperativas de ahorro y préstamo durante un tiempo seguirán recibiendo remesas, quizás en mayor proporción de quienes temen por su futuro y remitirán lo más que puedan antes de ser injustamente castigados, como comentamos, con impuestos y cuotas impositivas para construir la absurda muralla.
Durante esos tiempos nuestro gobierno buscará cómo aprovisionarse de las divisas generadas con el sudor de nuestros connacionales, lo que vemos más factible que la probabilidad de que recobren el dinero saqueado de las arcas públicas.
La experiencia nos ha demostrado a través de los años, que cuando el gobierno necesita aprovisionarse de dinero y de divisas, recurre al fácil expediente de inventar irregularidades en los organismos del sector social y mucho más cuando quiere ser obsequioso con el capital extranjero, ni hablar, de estos funcionarios no podemos esperar soluciones ingeniosas, nacionalistas ni valientes, sólo aplicar lo mismo esperando que ahora sí las cosas salgan diferentes, así lo peor que pueden hacer las cooperativas es no defender su patrimonio y confiar en que las autoridades financieras las van a salvar de todo mal.
Comentábamos renglones antes la necesidad de ligar el bienestar que ofrecen las cooperativas al mercado interno, lo cual ha sido recomendado desde hace varios años por los premios Nobel de economía, así las naciones que han seguido tales consejos han prosperado, no así nuestra sufrida Patria.
No podemos hacer nada para revertir la opinión de los gringos, que no quieren tener nada que ver con nuestra economía y por eso eligieron a Trump y lo mejor que podemos hacer entonces, es abrigarnos y esperar que pronto pase, así como una gripa.
Tampoco podemos hacer cooperativismo con las reglas del capitalismo, como si nuestra doctrina fuera un neoliberalismo chiquito, pues en una tempestad como la que se avecina, sólo las organizaciones con principios sólidos tendrán futuro, por ello a pesar de que hemos sido fervientes impulsores de una reforma cooperativa, no creemos que este sea el momento para buscar una reforma a favor de la economía social, sino que toda reforma se hará en orden de privatizar los bienes y servicios, obteniendo el poder económico la parte del león.
Sólo nos queda entonces confiar en nuestra organización cooperativa y en Dios, que esperamos tenga piedad de nosotros.
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